Queridos hermanos:

Las personas de edad deben vivir con dignidad, seguridad y estar libres de explotación y de malos tratos físicos o mentales. Asimismo, las personas de avanzadan edad deben recibir un trato digno independiente de la edad, sexo, discapacidad, raza o procedencia étnica y han de ser valoradas como personas.

Las Hermanas Hospitalarias llevamos 57 años a cargo de esta hermosa y delicada labor. Ha sido un largo camino que sin la ayuda de personas generosas habría sido imposible recorrer.

Los 45 Adultos Mayores que residen en nuestro hogar merecen vivir en un lugar digno donde reciban alimentación, atención médica y espiritual. Por eso, constantemente tenemos el sueño de mejorar las instalaciones de nuestro Hogar y crecer en la capacidad de acoger adultos mayores.

De esta manera podremos cumplir con la misión del Hogar José Agustín Gómez; "Acoger, alimentar, dar salud y llevar al encuentro del Señor a los adultos mayores más desvalidos de Ñuble"

Ellos también han percibido que han encontrado su casa definitiva, el hogar tranquilo de su vejez, en donde han hecho nuevos y verdaderos amigos, con quienes comparten sus alegrías y tristezas. También se ha establecido una corriente cálida de cariño entre el personal y los ancianos que aquí residen.

Prestar servicio como religiosa en el Hogar de Ancianos es darse, es crecer como persona, es seguir un camino de generosidad, es poner el corazón, tiempo y habilidades a disposición de los ancianos más pobres y desvalidos.

Ser religiosa Hospitalaria del Sacratísimo Corazón de Jesús y trabajar con adultos mayores es: una oportunidad para ser instrumento del Señor y construir su Reino aquí y ahora, una oportunidad para desarrollar una vocación de servicio, una oportunidad para realizar un apostolado basado en el amor solidario, una oportunidad para concretar un camino de santidad personal que beneficia a los que nada tienen y a nadie tienen.

El personal, alumnos en práctica y religiosas con sus talentos contribuyen en la misión de acoger, alimentar, dar servicios de salud y preparar para el encuentro con el Señor a los ancianos que viven en nuestro Hogar.

Deseo expresar nuestra gratitud a todos los que se han sumado y se sumaran en la ayuda generosa y desinteresada con nuestro Hogar. Constituye un ejemplo de complementación, de recursos humanos y materiales para enfrentar una misión compartida.

A usted que hoy nos conoce le invitamos a visitar y compartir con otras personas sobre la existencia en Chillán de nuestro Hogar y sus residentes. Pues, ¡esta tarea no ha terminado!

Aún hay muchos Adultos Mayores que viven en precarias condiciones físicas, económicas y espirituales, por eso es urgente que sigamos creciendo y mejorando con el fin de poder acogerlos a todos.

Dios les bendiga.

Hna. M. Magdalena Sepúlveda Parada
Religiosa Hospitalaria del Sacratísimo Corazón de Jesús